La mañana del sábado 3 de marzo, una representación del Sector de Infancia y del Sector de Jóvenes de la diócesis se ha reunido con nuestro obispo Don Manuel. Algunos ya habían tratado con él, para otros ha sido la primera vez que han hablado con él cara a cara. En cualquier caso, hemos disfrutado de un rato muy agradable en el que hemos tenido oportunidad de contarle algunas de las cosas que hacemos en nuestra parroquia (trabajamos, rezamos, nos divertimos, compartimos con personas de todas las edades...). Pero lo bueno es que también hemos aprovechado para hacerle algunas preguntas: ¿Dejaría de comer para que comieran los pobres? ¿Qué le pareció a su familia que quisiera ser cura? Si no hubiera sido cura, ¿qué hubiera sido? ¿Qué significa que Dios está en nuestro corazón?
Tenemos un obispo muy campechano y cercano, así que respondió a todas nuestras preguntas con entusiasmo y queriendo transmitirnos muchas cosas. Nos enteramos de la cantidad de hermanos y hermanas que tiene (¡casi todas monjas y una melliza!), que podemos ser misioneros de dos maneras, que de muy pequeño quería ser director de orquesta, pero qué más adelante no se planteó otra cosa que no fuera sacerdote, pues sabía claramente que era a lo que le llamaba Dios... Además, nos ha dicho lo que nos pide a los niños y jóvenes de la diócesis: es bueno que hagamos cosas en nuestra parroquia, junto a nuestra comunidad; que no ocultemos la alegría que vivimos al acercarnos a Jesús, con las cosas que hacemos en la parroquia, y que se lo mostremos a nuestros amigos, nuestra gente. Que al vernos, sepan que algo bueno pasa.
Después de hablar con él, mientras esperábamos la hora de vuelta a casa en el tren, pudimos divertirnos en un parque muy original.
Alba Ortiz González
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