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domingo, 2 de mayo de 2021

EUCARISTÍA DOMINICAL DE LAS FAMILIAS - PARROQUIA NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN


Él resucitó y sigue entre nosotros. ¡Aleluya, aleluya! En este quinto domingo de Pascua, en donde celebramos el "Día de la madre", nos reunimos como cada semana en comunidad en la misa de familias de las 12:30 de la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción. El amor siempre puede a la muerte y Dios respondió a su hijo y al amor que Él había demostrado al dar su vida por nosotros. Y ahora, ¿cómo podemos nosotros demostrar que nos amamos tanto como Él nos ama? Tomemos como referencia el inicio de la segunda lectura de hoy (1Jn 15, 1-8): “Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras”. ¿Cómo podemos aplicar esto a nuestras vidas y a nuestro ser? Se trata de poner por encima de nuestros intereses el bien de los demás. Cierto es que hay muchas fuerzas que nos empujan a reforzar nuestra protección, a consumir indiscriminadamente, y que nos incitan, en fin, a olvidarnos de los demás, de sus necesidades y a priorizar nuestro bienestar por encima del de los demás. Pero estos placeres son inmediatos y caducos; por el contrario, ponerse al servicio de todos, colaborar, ayudar a los demás en la medida de las posibilidades de cada uno y vivir en comunidad es vivir de verdad la fe cristiana, es una vida plena. El evangelio de este domingo (Juan 15, 1-8) nos habla sobre los frutos que las personas damos a partir de los dones que el Señor nos otorgó: “Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. Los frutos dependen de cómo gestionamos nuestros dones, de cómo nos comportamos con los demás, en nuestra comunidad, en nuestra vida diaria. Entregarse a los demás como Él hizo debe suponer una motivación y no un sacrificio. Continuamos centrados en mantener la seguridad sanitaria de todos los asistentes a las celebraciones, para lo que nuestro grupo de voluntarios de acogida y desinfección sigue prestando su tiempo por el bien de la comunidad. Además de renovar las promesas de nuestro bautismo, los signos de esta celebración fueron unas maravillosas flores realizadas por los niños y niñas que van a la catequesis, así como la imagen de la Virgen María, madre de Dios y madre nuestra, y la vid comentada en las escrituras. Como siempre, gracias a todos. ¡Feliz domingo!







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