¡Aleluya, aleluya! ¡Ha resucitado y está entre nosotros! Cuarto domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor y aforo completo en la misa de familias (12:30 h.) en la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción. Nos fijamos en este día tan especial en los pastores buenos, en especial en Él, el que dio la vida por todos. Nos conoce a cada uno de nosotros, nos cuida y nos considera a todos por igual. Hoy también se celebra la Jornada de la Oración por las Vocaciones. Qué importante es que haya personas con vocación que se dediquen, como hizo Jesús, a cuidar de los demás, a preocuparse, a curar tantos corazones rotos a causa de las circunstancias de estos tiempos difíciles. Por este motivo, la Hermana Ana, Carmelita Misonera, dio su testimonio a todos los que se habían acercado a la Iglesia, para conocer un poco más la labor que hacen las personas que han entregado su vida por Jesús y su mensaje. Es importante que esta opción se ofrezca como una posibilidad también desde la infancia, que no solo se planteen como símbolos de éxito el dinero, el poder o los bienes materiales; debemos dar importancia a lo importante, a todo aquello que construirá el verdadero legado que dejemos a los nuestros cuando pasemos de la vida terrenal a la vida eterna. Lo material se perderá, pero lo que no se ve es eterno. Agradecemos, como siempre, a todas las personas que hacen posible cada celebración y a todos los voluntarios que velan por que se cumpla en ellas la normativa relativa al Covid-19. ¡Os esperamos el próximo domingo!
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