Aforo completo en la eucaristía de familias de las 12:30 en este soleado domingo. Un encuentro comunitario que alimenta nuestra fe y nos da energía cada semana. El Evangelio de este domingo nos presenta a Jesús resucitado, que pide paz para sus seguidores y para todos. En la vida, y especialmente en estos tiempos difíciles, a veces no estamos en paz, pero Él viene para dárnosla. Descubrir a Jesús resucitado no es tan evidente ni tan sencillo. Debemos dar un paso más para comprobarlo: creer y tener fe. Servirnos de ella para comprender que Jesús, para resucitar, primero tuvo que morir por ser coherente, por defender lo incómodo y por ser valiente y dar la cara. Llevó, en fin, el amor hasta las últimas consecuencias. Nosotros también tenemos que pasar por ese proceso; ponernos de parte de los pobres, de los que sufren y de los que mueren en este mundo desequilibrado en lo económico y en otros tantos aspectos. Si queremos vivir como resucitados, debemos elegir el camino de Jesús, que es el de la pérdida y la debilidad. Desde esta senda y solo desde ella experimentaremos la fuerza de Jesús. El servicio a los demás debe regir la vida de todo cristiano. En la celebración se renovaron también las promesas bautismales, acto tras el que nuestro sacerdote procedió a asperjar agua bendita entre los asistentes. Las puertas de la comunidad de la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción permanecen siempre abiertas para recibiros. Podéis encontrar los datos de contacto en este blog. ¡Os esperamos!
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