A las 8 de la tarde, y con sabor a reencuentro tuvimos en la Iglesia de la Asunción un rato de oración para invocar al Espíritu del Señor sin el que es imposible tener experiencia del amor de Dios. Teniendo a Dios eucaristía como centro de la celebración, y al ritmo de la música, cantos, y el humo del incienso, pasamos por distintos momentos: invocación, alabanza, adoración, petición... un ambiente de intimidad, agradecimiento y experiencia de Dios para rematar este Domingo de Pentecostés.
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