El día 7 de septiembre de 2019 a la una en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción nos hemos reunido 30 personas pertenecientes a Pastoral de la Salud y a la Comunidad Parroquial de la Asunción. La Eucaristía ha estado presidida por José María Díaz, párroco de Duález, Ganzo y Torres y Capellán de la cárcel del Dueso y del Hospital de Sierrallana y concelebrada por Antonio Millares, párroco de Barreda y Capellán del Hospital de Sierrallana.
Hemos iniciado la Eucaristía, recordando que el objetivo del Encuentro es presentar ante el Dios de la Vida nuestro curso de Pastoral de la Salud en el que hemos profundizado en nuestra vocación como Voluntari@s de Pastoral de la Salud, reconocemos también nuestros errores, fallos y limitaciones y pedimos fuerzas para encarar el nuevo curso en el que profundizaremos sobre el tema de la Soledad y dónde vamos a ser anfitriones de las XL Jornadas Interdiocesanas de Pastoral de la Salud en Corbán en Marzo. Hemos agradecido al Grupo de Pastoral de la Salud de la Parroquia de la Asunción y a su comunidad parroquial su generosidad por acogernos siempre con cariño y en lugar cómo el Proyecto La Campa que es lugar de acogida, escucha y acompañamiento y también por el ciclo de charlas formativas sobre la Salud que han desarrollado y de las que nos hemos beneficiado muchas personas. También hemos recordado el cumpleaños de Carmen, voluntaria del Grupo de Pastoral de la Salud de Nuestra Señora de Covadonga que ha querido compartir con nosotros y hemos presentado situaciones de sufrimiento y enfermedad. En la Homilía, José María nos ha recordado la invitación de Francisco a descubrir el mundo de la cárcel y del Hospital como los nuevos Templos dónde Dios habita y nuestra respuesta como Iglesia en salida y Hospital de Campaña. Con las lecturas del domingo nos ha agradecido nuestra labor y nos ha recordado que tenemos que renunciar a nosotros mismos para compartir con los demás, como también tenemos que acoger la cruz que viene a nuestras vidas y compartir la Alegría del Evangelio con los demás. En las preces y en la acción de Gracias hemos tenido presentes a personas concretas y con el cuerpo de Jesús hemos recibido nuevamente la fuerza y el amor necesarios para desarrollar nuestra labor.
Hemos terminado nuestra jornada con una comida de fraternidad nuestra jornada y ahora nos toca transitar los caminos de la Salud y el Sufrimiento para ser Cireneos, Buenos Samaritanos y Camilleros de las personas que sufren la enfermedad para que tengan un encuentro sanador con Jesús de Nazaret.
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