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jueves, 10 de marzo de 2016

INMIGRANTES EN ESPAÑA: DE LA ACOGIDA A LA COMUNIÓN - P. JOSÉ LUIS PINILLA, JESUITA

El Padre jesuita José Luis Pinilla, secretario de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española ha dado una charla en el Centro Intercultural Lacampa. Este erudito nos ha hecho reflexionar sobre cúal debe ser la labor de la Iglesia con respecto al tema de las migraciones. Tras acercarnos unas cifras sobre el alto porcentaje, medio millón de extranjeros sin nacionalidad española, que suponen en torno al 5,5 %, existentes en Cantabria, nos ha plasmado lo que él considera que tiene que ser la mirada que nosotros como cristianos comprometidos debemos tener ante la inmigración.
Aquí es cuando surge la dualidad de posturas, por una parte podemos ver la migración desde el punto de vista de la exclusión, que es la mirada más común y extendida entre la población, ya que en el imaginario colectivo, inmigrante es aquel que se encuentra en una situación de exclusión, de vulnerabilidad, de debilidad, lo que va asociado inevitablemente a dificultades legales, recortes sanitarios, dificultades psicológicas y de todo tipo... Pero junto a ella, hay otra mirada que es la de considerar al emigrante como aquella persona que nos enriquece, que aporta a la sociedad, a la cultura, a la iglesia, al conjunto de la población; nos estamos refiriendo, por ejemplo, a aquellos inmigrantes que trabajan en diferentes servicios (doméstico, empresarial, sector servicios…)
La iglesia se ha manifestado, y ha apoyado de la mejor manera posible, esta última visión por medio del documento que la Iglesia Española titula “Iglesia, servidora de los pobres”, donde se pone de manifiesto la preocupación existente en la curia ante el sufrimiento generado por la crisis económica, social y moral que afecta a la sociedad española. En concreto, en el párrafo número nueve, se nos habla de esta realidad migratoria: los flujos migratorios están reconfigurando Europa, los inmigrantes son los pobres entre los pobres, y se exhorta a las autoridades a ser generosos en la acogida y en la cooperación con los países de origen. 

Posteriormente, el P. Pinilla se centró en los emigrantes como iconos que nos interpelan, para lo que estableció un símil entre los tradicionales iconos (imágenes enfrente de las cuales pero de las que se espera nos transmitan un mensaje) y las actuales iconos representados o sustituidos por imágenes que cada día estamos viendo en los medios de comunicación sobre las desgracias en torno al hecho migratorio.
Para concluir, el ponente manifestó que desde su punto de vista la Iglesia ha pasado de la acogida a la comunión, atravesando evidentemente este recorrido por la integración, ya que para un cristiano católico, el otro, al que yo integro y con quien yo me integro, es hijo de Dios y, por tanto, hermanos míos, y ¿a qué hermano o hermana tuya no darías de comer?... Por eso hay que dejar que todas estas imágenes que nos llegan, y que solo nos impactan cuando aparecen en la primera plana de los periódicos, nos hablen y nos interpelen sobre lo que estamos haciendo para solucionar este problema global, y no hay nada mejor para ello que posicionarse y preguntarse ¿cómo me sentiría yo en una situación como esa?... Solo preguntándonos los porqués de todo esto conseguiremos que nos toque el corazón. Este es el puro mensaje evangélico: “Fui extranjero y me acogisteis…” Mateo 25: 35 Por eso, afirma que nosotros lo que debemos hacer es ofrecer nuestra lucha, nuestra fuerza, y por descontado también nuestra solidaridad, para que la inmigración sea concebida como una hermandad solidaria entre nosotros sin contentarnos con que otros lo arreglen a su manera.
La charla concluyó con el grupo de africanos que forman el coro que todos los jueves ensayan en el Centro Intercultural Lacampa y que emocionó, con su testimonio, a los presentes.

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