Menu

miércoles, 10 de febrero de 2016

MIÉRCOLES DE CENIZA - PARROQUIA NTRA. SRA. DE LA ASUNCIÓN

El miércoles de ceniza, en plena cuaresma, es un tiempo serio, sí, pero no triste. Lo que hacemos en estos cuarenta días antes de la Pascua es prepararnos de verdad, de corazón, para lo que significa reconocer que Dios ha dado la vida por nosotros en la Cruz. Es tan grande esa noticia, ese acontecimiento, que si no lo reflexionamos debidamente, puede pasar desapercibido, como una noticia más. Por eso, hoy más que nunca hay que tomar conciencia de que queremos vivir, pero vivir con mayúsculas. A veces nos conformamos con un “ir tirando”… sin embargo, en este tiempo vamos a afrontar con coraje lo que tira hacia debajo de nosotros, y nos hace ruines, desde la convicción firme y segura de que Dios está con nosotros.
En este año de la misericordia, debemos aprovechar que  Él sale a nuestro encuentro, como lo ha hecho siempre, para que seamos felices. Por este motivo, Dios se pone a tiro para nosotros, y quiere decirnos que aunque nos hayamos alejado por el motivo que sea, siempre estamos a tiempo de acercarnos más a Él, y muy especialmente en este tiempo de Cuaresma. De ahí que haya que reflexionar sobre lo que significa el sacramento de la penitencia, siendo conscientes cada uno de nosotros de aquello que debemos cambiar. Hay que ponerse en humildad en la presencia del Señor.
El Papa Francisco en estos días de Cuaresma nos dice que ese amor que proclamamos a los cuatro vientos y que decimos que sentimos por Dios, se debe traducir en un cambio real en nuestras vidas, y como ejemplo las obras de misericordia (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, acoger en nuestra casa al que lo necesita…) tanto las corporales como las espirituales. De ahí que asegure que no nos puede dar lo mismo ver a tantas personas sufrir, mientras permanecemos impasibles e indolentes. Por eso la Iglesia hoy en día nos propone tres prácticas que nos podrían acompañar a lo largo de estos cuarenta días bajo su lema: ayuna, comparte y ora. Debemos escuchar la Palabra de Dios, lo que Él nos dice a través de la Sagrada Escritura, y eso nos ha de llevar inexorablemente a privarnos, de forma voluntaria, de aquello que nos esclaviza, pero para saberlo convertir en una limosna, en un donativo, para las personas que más lo necesitan, que sufren y pasan necesidad, canalizándolo si fuera preciso a través de las entidades e instituciones que como Caritas o Manos Unidas luchan a favor de estos colectivos.
Dios nos pone los medios, ahora somos cada uno de nosotros los que debemos tomar las riendas de nuestro cambio, sabiendo que somos frágiles y débiles, pero convencidos de que el Señor en todo momento está ahí para lo que necesitemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario