En la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción de Torrelavega, se han celebrado los tradicionales actos propios del Jueves Santo. Entre los numerosos gestos propios de esta fecha, cabe destacar la última cena, en donde Jesús recuerda a sus discípulos cómo tienen que ser de ahora en adelante; y para sellar tan emocionante encuentro, toma el cáliz y el pan, como gestos que vamos a repetir a partir de ese momento en cada misa dominical, y da paso a la institución del Sacramento de la Eucaristía, que por desgracia, no puede ser celebrada, en muchos lugares del mundo, por otros hermanos cristianos. Pero también, se recuerda la institución del sacerdocio "haced esto en conmemoración mía", personas elegidas que hacen presente a Jesús en todas las comunidades cristianas. Y finalmente, se nos deja un legado importante, Jesús les explica qué es lo que les tiene que distinguir como discípulos, que no es otra cosa que el mandamiento del amor: "amaos los unos a los otros, como yo os he amado". Ese amor le va a llevar a realizar un gesto sorprendente, quitándose la túnica, ciñéndose la toalla y poniéndose a lavar los pies a los discípulos; este trabajo, por aquella época era una labor reservada a las clases más bajas de la sociedad, a los esclavos. Con este gesto, hace visible el sello de un buen cristiano: amar al prójimo pasa por servir a los más necesitados. ¡Sigamos con júbilo su ejemplo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario