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martes, 19 de julio de 2016

MISERICORDIAE VULTUS

      8.- El Señor Jesús indica las etapas mediante las cuales es posible alcanzar esta meta: <<No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá vosotros>> (Lc 6,37-38). Dice, ante todo, no juzgar y no condenar. Si no se quiere incurrir  en el juicio de Dios, nadie puede convertirse en el juez del propio hermano… Hablar mal del propio hermano en su ausencia equivale a exponerlo al descrédito, a comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme… Sin embargo, esto no es todavía suficiente para manifestar la misericordia. Jesús pide también perdonar y dar. Ser instrumentos del perdón, porque hemos sido los primeros en haberlo recibido de Dios. Ser generosos con todos sabiendo que también Dios dispensa sobre nosotros su benevolencia con magnanimidad.


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El Papa explica en la Bula su “deseo ardiente” para que, durante el Jubileo:
“El pueblo cristiano pueda reflexionar sobre las obras corporales y espirituales de la misericordia. Será una manera de despertar nuestra conciencia, demasiado a menudo sorda frente a la pobreza”. Y añadió que la misericordia es “el fundamento mismo de la vida de la Iglesia” y que “toda su actividad pastoral debe ser contenida en la ternura que hace presentes a los creyentes”.

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