En la Misa de 12.00 de este domingo segundo de Pascua y por la tarde en la Cripta dos niños y una niña de nuestra comunidad parroquial recibieron el sacramento del Bautismo.
Ambas celebraciones han sido una invitación a recordar nuestro propio bautismo, ese renacimiento espiritual que nos abrió el camino de la vida eterna. Ojalá todos los cristianos descubramos de nuevo la belleza de haber renacido desde lo alto, desde el amor de Dios, y vivir como su hijo verdadero.
Felicidades a su familia, a nuestra comunidad y a toda la Iglesia.
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